Debido al gran número de investigaciones al respecto de la sexualidad, se ha corroborado en diferentes culturas que los problemas de la sexualidad humana son más relevantes para la salud de los individuos de lo que se había llegado a admitir. Además, la ignorancia al respecto de las cuestiones sexuales y los prejuicios erróneos sobre las mismas, están directamente relacionados con diversos problemas de salud y la calidad de vida.


Terapia SexualAsí, el concepto de sexualidad sana propuesto por Mace, Bannerman y Burton incluye tres elementos básicos:

  • La aptitud para disfrutar de la actividad sexual y reproductiva, y para regularla de conformidad con una ética personal y social.

  • La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza y culpabilidad, de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiban la reacción sexual o perturben las relaciones sexuales.

  • La ausencia de trastornos orgánicos, de enfermedades o deficiencias que entorpezcan la actividad sexual y reproductiva.

Las estadísticas más recientes publicadas en nuestro país, reflejan que más de la mitad de las mujeres y un 20% de los hombres reconocen no sentirse satisfechos con su vida sexual. Y muchas de las razones que están detrás tienen que ver con las llamadas disfunciones sexuales. Sin embargo, tan sólo un tercio de los afectados recurren a ayuda profesional, a pesar de que las técnicas de intervención están ampliamente desarrolladas consiguiendo buenos resultados.

La Disfuncion sexual se puede definir como una dificultad surgida durante cualquier etapa del acto sexual (Deseo, Excitación, Orgasmo y Resolución) que impide al individuo o a la pareja el disfrute del acto sexual.

Las disfunciones pueden aparecer en cualquier etapa de la vida, algunas al comienzo de la vida sexual y otras más adelante. Pueden desarrollarse de forma paulatina o aparecer súbitamente, pudiendo llegar a incapacitar total o parcialmente al individuo en alguna de las fases de la relación sexual.

Causas de las disfunciones:

Es imprescindible para un correcto tratamiento diferenciar entre las causas orgánicas y las causas psicológicas, aunque en ocasiones pueden darse ambas:
  • Factores psíquicos, que pueden estar relacionados con miedos, vergüenza, culpa, traumas, etc o con las relaciones interpersonales, esto es, problemas en la relación de pareja como falta de confianza o dificultades de comunicación.

  • Factores físicos, que pueden ser debidos a múltiples causas como: diversas enfermedades ( neuropatía diabética, esclerosis múltiple, tumores y, raramente, sífilis terciaria), fallos en varios sistemas orgánicos (como el corazón y los pulmones), desórdenes endocrinos (problemas en tiroides, pituitaria o glándula suprarrenal), deficiencias hormonales (déficit de testosterona, estrógeno o andrógenos), algunas enfermedades congénitas, consumo de drogas ( nicotina, alcohol, narcóticos, estimulantes, antihipertensivos, antihistamínicos y algunos medicamentos psicoterapéuticos), problemas de riego sanguíneo, problemas de espalda y daños nerviosos.

Tratamiento y orientación en las disfunciones y problemas sexuales

Antes de describir las fases de la intervención, es importante remarcar que uno de los aspectos fundamentales a trabajar en la terapia sexual son las Actitudes, esto es, el producto de la interrelación entre los prejuicios (estereotipos mentales) y un afecto asociado a ello, expresándose hacia el exterior en forma de conductas. De esta forma, en orientación y terapia sexual trabajamos en tres niveles:

  • Nivel Cognitivo. Mediante el análisis y reestructuración de los estereotipos mentales de la persona. En la consulta se aportarán los conocimientos científicos que la persona no posea, analizando de forma crítica los prejuicios culturales que pudieran estar influyendo en la disfunción y reforzando la autoestima de la persona.

  • Nivel Afectivo. Se trabajarán tanto en consulta como en el medio social de la persona, primero aportanto los conocimientos adecuados acerca de como se conforman los afectos y cuáles son sus funciones, analizando de forma especial los afectos negativos del miedo, la vergüenza y la culpa, y luego recomendando a la persona que lleve a cabo determinadas acciones en su entorno social para anular los efectos negativos asociados a su comportamiento sexual y sustituirlos por afectos positivos.

  • Nivel Conductual. Se refiere a las recomendaciones prácticas que se darán a la persona para que ponga en práctica en su medio social, lo que le permitira un aprendizaje de comportamientos eróticos sanos y placenteros. Se utilizarán diversas técnicas que se adaptarán a cada caso o disfunción.

Fases de la Intervención

  1. Creación de una buena alianza terapéutica. Cuando una persona acude a consulta para hablar de sus problemas sexuales, hay que tener muy en cuenta que suele ser un paso complicado y el profesional tiene que propiciar un clima de calidez y confidencialidad para que la persona se pueda sentir comprendida y no juzgada. Ya que las dificultades relacionadas con la sexualidad están asociadas con factores morales, de autoestima y de intimidad, es imprescindible que la primera entrevista permita establecer una relación empática que facilite el romper las barreras de la vergüenza.

  2. Evaluación del problema y recogida de datos. Es importante encuadrar bien el problema, descartando primero el origen orgánico (que puede darse en algunos de los casos) y utilizando instrumentos de recogida de datos adecuados. Ello nos permitirá observar que factores están influyendo en el origen y mantenimiento del problema, para poder formular una hipótesis de trabajo que configure la intervención.

  3. Propuesta de Tratamiento. Una vez evaluado el caso, concretando los factores que estén implicados en la causa y mantenimiento del problema, se ofrecerá una propuesta de tratamiento consistente en una serie de intervenciones y técnicas que se llevarán a cabo de forma pautada por parte del sujeto o sujetos de la pareja. En ocasiones, parte de la intervención puede consistir en cierta "reeducación sexual" con el fin de desbancar ciertos mitos o prejuicios que puedan estar influyendo negativamente en la sexualidad de los individuos.

  4. Seguimiento y Prevención de Recaídas. Cuando la persona haya comenzado a relizar las tareas indicadas, se irán revisando sesión a sesión los resultados de las mismas y readaptando en funcion de las dificultades que vayan apareciendo. De cara al futuro, se pretende que las personas sean capaces de afrontar nuevas dificultades por sí mismas, pudiendo aprender nuevas maneras de afrontamiento.

Puede solicitar Cita Previa para Tratamiento aquí

Tipos de disfunciones:

Las disfunciones pueden clasificarse en función de la fase sexual en la que aparecen. Son el tipo de problema sexual por el que más gente suele solicitar ayuda:

Las drogas tienen una notable capacidad de aumentar los niveles de un neurotransmisor denominado dopamina. Precisamente el aumento de dopamina en el cerebro de los adictos es lo que provoca la sensación de euforia, producida, por ejemplo, por la cocaína. Pero la dopamina puede aumentar también con un contacto sexual, un atracón, el placer de comprar por comprar o la conexión a intenet. Las personas, una vez adictas a una sustancia o a una conducta, se habitúan a altas concentraciones de dopamina.

Los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la pérdida de control y la dependencia. De este modo, las adicciones no pueden limitarse exclusivamente a las conductas generadas por sustancias químicas, como los opiáceos, los ansiolíticos, la nicotina o el alcohol. De hecho, existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas. Es por ello que, conductas normales, incluso saludables, se pueden hacer usos anormales en función de la intensidad, de la frecuencia o de la cantidad de tiempo/dinero invertido y, en último término, en función del grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales y laborales de las personas implicadas.

Cualquier conducta normal placentera tiende a repetirse y es, por ello, susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo. Pero esto sólo ocurre cuando el sujeto muestra una pérdida habitual de control al realizar una determinada conducta, continúa con ella a pesar de las consecuencias negativas, manifiesta una dependencia de la misma, no puede quitársela de la cabeza, se muestra desasosegado si no puede llevarla a cabo de inmediato y por último, pierde interés por otro tipo de actividades que antes le resultaban gratificantes. Desde esta perspectiva, lo que diferencia al hábito de la adicción es que esta última tiene efectos contraproducentes para el sujeto.

Por todo esto, podríamos diferenciar entre adicciones tóxicas (a sustancias) y adicciones no tóxicas (psicológicas y/o sociales, a cosas o comportamientos). Podríamos dividirlas de la siguiente forma:

- Adicción a sustancias:
-legales: tabaco, alcohol, ansiolíticos
-ilegales: cannabis, cocaína, heroína, MDMA, anfetamina, etc.

- Adicción sin sustancias, psicológicas, sociales, a cosas o comportamientos:
- Tecnoadicciones: adicción a las nuevas tecnologías
- Sexo
- Compras
- Ejercicio físico
- Juego
- Trabajo
- Comida

La semejanza que presentan las adicciones químicas y las adicciones psicológicas es que constituyen una vía de escape no saludable para resolver conflictos y en que presentan una clara pérdida de control y una dependencia. Por el contrario, hay varias diferencias entre ellas; mientras las adicciones tóxicas presentan la dependencia a una sustancia (tabaco, alcohol, cocaína, etc.), en las adicciones psicológicas se desarrolla dependencia a una conducta (juego, compras, trabajo, etc.). En la adicción a sustancias hay más tendencia a presentar politoxicomania, es decir, adicción a varias sustancias mientras que las adicciones psicológicas suelen darse con mayor frecuencia en un contexto de unitoxicomanía. Además, la motivación al tratamiento de las primeras suele ser más baja que en las segundas y por último, mientras que el objetivo terapéutico en las primeras suele ser la abstinencia total, en las adicciones psicológicas, por tratarse de conductas difícilmente insalvables, el objetivo terapéutico suele ser efectuar un uso controlado.

Uso, abuso y adicción
Cualquier conducta puede convertirse en patológica en función de:
- Intensidad
- Frecuencia
- Cantidad de dinero invertida
- Grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales y laborales de las personas implicadas.

Para finalizar, podemos definir que las adicciones se caracterizan por los siguientes elementos:
- Pérdida de control.
- Pérdida de interés por otras actividades gratificantes.
- Interferencia grave en la vida de la persona (social, familiar, académico-laboral, personal…)
- Dependencia: tolerancia unido a abstinencia.
- Tolerancia: necesidad de realizar con mayor frecuencia la conducta para obtener el efecto deseado (en la adicción a sustancias, se trata de la necesidad de consumir una mayor cantidad de dicha sustancia para obtener los efectos deseados)
- Síndrome de Abstinencia: síntomas cognitivos y fisiológicos que surgen cuando la persona deja de realizar la conducta (irritabilidad, inquietud, problemas de sueño…) En el caso de la adicción a sustancias, los síntomas fisiológicos son más prominentes al eliminar el consumo de la sustancia.

 

Puede solicitar Cita Previa para Tratamiento aquí

El estado de ánimo es el humor o tono sentimental, agradable o desagradable, que acompaña a una idea o situación y se mantiene por algún tiempo. Es un estado, una forma de estar o permanecer, que expresa matices afectivos y cuya duración es prolongada, de horas o días. Cuando este tono se mantiene habitualmente o es el que predomina a lo largo del tiempo, hablamos de humor dominante o estado fundamental de ánimo.

A diferencia de las emociones, como el miedo o la sorpresa, un estado de ánimo es menos intenso, más duradero (puede durar horas o días), y menos específico (menos dado a ser activados por un determinado estímulo o evento).

También se diferencian del temperamento o la personalidad, los cuales son actitudes permanentes en el tiempo. No obstante, determinados tipos de personalidades pueden predisponer al sujeto a unos determinados estados de ánimo.

En el lenguaje popular se habla de ánimo o humor, en el lenguaje científico, se habla de timia (estado), de función tímica, de afectos (estados psíquicos que expresan matices afectivos).

Los estados de ánimo suelen tener una determinada valencia, o lo que es lo mismo, se suele hablar de buen y de mal estado de ánimo; activado o deprimido. Siendo la eutimia el estado de ánimo normal, esto es, situado entre la hipertimia y la distímia o, más radicalmente, entre la manía y la depresión.

Según algunos psicólogos como Robert Thayer, el estado de ánimo es una relación entre dos variables: energía y tensión1. Según esta teoría, el estado de ánimo fluctuaría entre un estado energético (de más cansado a más activo) y un estado referido al grado de nerviosismo (entre más calmado o más tenso), considerándose el mejor un estado calmado-energético y el peor un estado tenso-cansado2.

Las fluctuaciones del humor son eminentemente moduladas por la satisfacción o la insatisfacción de diversas necesidades instintivas (el hambre, la sed, el sueño, la sexualidad); relacionales (vida conyugal, familial, profesional); o culturales (ocio, vacaciones). Las variaciones patológicas del humor pueden hacerse en el sentido negativo (la depresión), positivo (un carácter muy expansivo) o inscribirse en el sentido de una indiferencia.

  • Humor depresivo o distímia, los afectos depresivos expresan matices desde la morosidad, de la languidez, de la nostalgia, de la ideación suicida, del desaliento, hasta la depresión más autentica y más profunda, estado de tristeza patológico y de dolor moral. Esta disforia se acompaña de un sentimiento de desvalorización de si mismo, de pesimismo, de cansancio y de inhibición.
  • Humor expansivo o hipertímia, expresa matices de la satisfacción, del bienestar, de la felicidad, de la euforia hasta el éxtasis. Esos estados de exaltaciones tímicos son de grados muy diversos, desde la hipomanía habitual de algunos sujetos hiperactivos hasta la gran excitación tímica, ideática y motora de la manía aguda. Algunas intoxicaciones (alcohol, éter, anfetaminas) pueden dar lugar a una exaltaciones tímicas pasajeras.
  • El humor neutro o "eutímia", algunos estados afectivos se caracterizan a la inversa de los precedentes por una frialdad, una neutralidad, una atonía, por el carácter indiferenciado del humor, el cual parece inaccesible a los estímulos habituales. Un humor totalmente neutro supondría una indiferencia total y no se observa en condiciones psicológicas normales, por ello el término "eutimia" designa habitualmente estados de ánimo normales y excepcionalmente estados de ánimo neutros por ser más infrecuentes, como en esquizofrénicos, donde se observan casos de embotamiento tímico (aplanamiento afectivo), de indiferencia aparente, alternando a veces con unos accesos depresivos o eufóricos.

 

Ciertas alteraciones del estado de ánimo forman una clase de patologías denominadas trastornos del estado de ánimo. Los desórdenes del estado de ánimo se encuentran entre los trastornos más frecuentes. Las variaciones del estado de ánimo, patológicos en calidad y en intensidad, pueden ser desde la depresión profunda hasta la ilación maníaca, la distimia depresiva siendo mucho más frecuente que el estado anímico expansivo y eufórico de la manía.

 


1. Thayer, Robert E. (1996). The origin of everyday moods: Managing energy, tension and stress. New York, NY: Oxford University Press.

2. Thayer, Robert E. (2001). Calm Energy. New York, NY: Oxford University Press.

 

Puede solicitar Cita Previa para Tratamiento aquí

Principales Trastornos del estado de ánimo:

¿Qué es la Ansiedad?

La ansiedad es una emoción que, en muchas circunstancias, es adaptativa para el individuo ya que le permite estar alerta y dispuesto para hacer frente a los cambios y problemas que el ambiente le plantea. Los problemas se plantean cuando la respuesta resulta excesiva o desproporcionada y "avisa" de señales que no resultan peligrosas para el individuo.

Es probablemente la más común y universal de las emociones y está presente a lo largo de toda la vida del individuo. Cuando se emplean términos como nerviosismo, inseguridad, inquietud, angustia, tensión, temor o miedo, se está haciendo referencia a la experiencia de la ansiedad.

Desde el punto de vista epidemiológico, poseen un especial interés por su elevada prevalencia. Son los trastornos psicológicos más frecuentes en la población general, y los más frecuentes en los contextos clínicos. Por otra parte, la ansiedad está presente en la mayor parte de los problemas clínicos (depresión, disfunciones sexuales, dolor crónico, asma bronquial, trastornos de la conducta infantil, conflictos de pareja, insomnio, etc.)

¿Cómo se manifiesta la ansiedad?

La ansiedad se define en la actualidad como una reacción emocional ante la percepción de un peligro o amenaza, que se manifiesta mediante un conjunto de respuestas agrupadas en tres sistemas (cognitivo o subjetivo, fisiológico o corporal y motor) que pueden actuar con cierta independencia. Esto implica que las personas, al reaccionar de forma ansiosa, pueden activar en mayor o menor grado cada uno de estos sistemas.

La ansiedad se concibe como una respuesta emocional o conjunto de respuestas, que engloba:

  • Aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero (tensión, falta de concentración, aprensión, dificultad para la toma de decisiones, inseguridad, etc.).

  • Aspectos corporales o fisiológicos, caracterizados por u alto grado de activación del sisterma nervioso autónomo y del sisterma nervioso somático (tensión muscular, palpitaciones, escalofríos, sequedad de boca, nauseas, sudoración, mareos, temblores, etc.).

  • Aspectos observables o motores, que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos (movimientos sin una finalidad concreta, movimientos repetitivos o torpes, tartamudeo, evitación de situaciones, paralización, etc.).

La reacción de ansiedad puede ser provocada tanto por estímulos externos como por internos, pensamientos, ideas, imágenes mentales, etc., que no son percibidos por el individuo como peligrosos o amenazantes.

El tipo de estímulos (internos y externos) capaces de evocar la reacción de ansiedad estará, en gran parte, determinado por las características personales, existiendo notables diferencias individuales en cuanto a la tendencia a manifestar reacciones de ansiedad ante las distintas situaciones.

 

Puede solicitar Cita Previa para Tratamiento aquí

Principales Trastornos de Ansiedad:

El hecho de presentar una sección específica destinada a trastornos que suelen diagnosticarse por primera vez durante la infancia, la niñez o la adolescencia es sólo una cuestión de conveniencia, y no se pretende sugerir que exista alguna distinción clara entre trastornos «infantiles» y «adultos». Seguimos, en parte, la clasificación de trastornos propuesta por el DSM-IV (The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Asociación Americana de Psicología) y por la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades, publicada por la Organización Mundial de la Salud).

Aunque la mayor parte de las personas con estos trastornos se presentan en la asistencia clínica durante la infancia o la adolescencia, a veces los trastornos en cuestión no se diagnostican hasta la etapa adulta. Además, varios trastornos más característicos de la edad adulta suelen tener su inicio durante la infancia o la adolescencia.

ACTUALMENTE NO OFRECEMOS ESTE SERVICIO

Principales trastornos: