La Selectividad —oficialmente llamada Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU o EBAU)— representa un momento decisivo para miles de estudiantes cada año. No es solo un examen, es también una prueba de autocontrol, de expectativas y de presión. No es de extrañar que muchos jóvenes experimenten altos niveles de ansiedad anticipatoria, insomnio, bloqueo mental o dudas sobre su valía.
Si tú o alguien cercano se enfrenta a la Selectividad y siente que la ansiedad está ganando terreno, este artículo te ofrece claves prácticas y psicológicas para entender lo que ocurre y aprender a regular la ansiedad sin reprimirla. Porque sí: es posible pasar este reto con serenidad, foco y equilibrio emocional.
¿Por qué es tan común la ansiedad en la Selectividad?
La ansiedad no surge porque seas débil. Aparece porque te importa. Porque has dedicado años de estudio, porque sientes que se juega mucho en poco tiempo y porque el entorno también genera presión. Entre las causas más frecuentes están:
- Altas expectativas propias o familiares.
- Miedo a quedarse sin plaza en la carrera deseada.
- Comparaciones con compañeros.
- Pensamientos catastrofistas del tipo “si no apruebo, todo habrá sido en vano”.
- Falta de preparación en técnicas de afrontamiento emocional.
Una cierta dosis de ansiedad es normal e incluso puede mejorar el rendimiento. El problema aparece cuando esa ansiedad se desborda y te bloquea.
Síntomas comunes de la ansiedad pre-selectividad
- Dificultad para concentrarse o memorizar.
- Problemas de sueño, especialmente en la semana previa.
- Irritabilidad o hipersensibilidad emocional.
- Sensación de presión en el pecho o respiración agitada.
- Pensamientos intrusivos como “voy a suspender” o “no me va a dar tiempo”.
Estos síntomas son reacciones normales del sistema nervioso ante una amenaza percibida. Pero lo que necesitas no es más adrenalina, sino más concentración y calma.
Claves para gestionar la ansiedad ante la Selectividad
1. Normaliza la ansiedad: no luches contra ella
Sentir nervios es parte del proceso. En lugar de intentar eliminar la ansiedad, reconócela y acéptala. A veces, cuanto más luchas contra ella, más crece.
Desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), se trabaja con la aceptación emocional como paso previo a la acción comprometida.
2. Cambia tu diálogo interno: sé tu aliado, no tu enemigo
Observa cómo te hablas. Frases como “soy un desastre” solo alimentan el miedo. Sustitúyelas por un lenguaje compasivo:
- “Estoy haciendo lo mejor que puedo.”
- “Puedo ir paso a paso.”
- “Es normal tener miedo, pero eso no me define.”
3. Cuida el cuerpo: el aliado olvidado del rendimiento
Un cerebro estresado no rinde si el cuerpo está agotado. Por eso, en la recta final:
- Duerme al menos 7-8 horas.
- Haz pausas activas: caminar, estirarte, bailar…
- Evita el exceso de cafeína.
- Practica respiración consciente.
Ejercicio de respiración simple: Inhala 4 segundos, mantén 2, exhala 6. Repite durante 3-5 minutos.
4. Prepara bien el entorno de estudio: orden y límites
Un entorno ordenado favorece la concentración. Usa la técnica Pomodoro (25 minutos de estudio, 5 de descanso) y limita el uso del móvil y redes sociales.
5. Ensaya el examen y visualiza el día de la prueba
Simula las condiciones del examen. También puedes visualizar positivamente: imagina que entras en el aula, respiras con calma y respondes con seguridad.
6. Planifica descansos y tiempo libre sin culpa
Tu mente necesita espacios de desconexión. Pasea, escucha música, socializa. No es perder el tiempo: es autocuidado.
7. Si el bloqueo es intenso, pide ayuda profesional
Si la ansiedad te bloquea, busca apoyo psicológico. No estás solo. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad.
El día del examen: mantener la calma en el momento clave
- Llega con antelación.
- Evita repasar justo antes.
- Lleva todo preparado (DNI, bolígrafos, agua).
- Respira antes de empezar.
- Si te bloqueas, escribe ideas en sucio y empieza por lo fácil.
Una mala pregunta no define todo el examen. Sigue adelante.
Después de la Selectividad: soltar, descansar y confiar
Una vez termines, celebra tu esfuerzo. Descansa y reconócete. Sea cual sea la nota, tu valor no se mide en un número. La vida es más que un examen. Tu futuro tiene muchos caminos posibles.
Conclusión: puedes sentir ansiedad y rendir bien
La ansiedad es parte del proceso. Aprender a convivir con ella y seguir adelante es un aprendizaje de por vida. Confía en ti. Estás más preparado de lo que crees.