En algún momento de la vida, todos nos enfrentamos al vértigo de preguntarnos: ¿qué sentido tiene todo esto? La muerte, lo efímero de la existencia, la posibilidad de perder a quienes amamos o de que nada tenga una finalidad trascendente, pueden activar un tipo de ansiedad profunda y silenciosa: la angustia existencial.
No es un trastorno, pero puede doler como uno. Puede manifestarse como un miedo difuso a la muerte, un vacío interior, una sensación de desconexión o una crisis de sentido. Afortunadamente, la psicoterapia ha comenzado a integrar herramientas poderosas para abordar esta dimensión humana. Una de ellas es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
¿Qué es la angustia existencial?
La angustia existencial no se reduce al miedo al morir. Es el malestar que aparece cuando entramos en contacto con las grandes verdades de la vida: la incertidumbre, la soledad existencial, la falta de control o el sinsentido. Este tipo de ansiedad puede intensificarse tras pérdidas importantes, crisis vitales, cambios de etapa o enfermedades.
Se manifiesta como un nudo en el pecho, pensamientos repetitivos, vacío emocional, o sensación de que "nada importa realmente". Puede bloquear nuestras elecciones, alejarnos de lo que valoramos y hundirnos en una búsqueda desesperada de certezas imposibles.
El miedo a la muerte: ¿cómo nos afecta?
El miedo a la muerte es universal. Puede aparecer como un temor concreto (a enfermar, a perder el control, a la desaparición del yo) o como una angustia más abstracta (la idea de finitud, la irreversibilidad del tiempo).
A veces lo evitamos envolviéndonos en rutinas, distracciones, hipercontrol o incluso en búsquedas espirituales compulsivas. Otras veces se cuela en forma de trastornos de ansiedad, ataques de pánico o crisis existenciales.
La Terapia de Aceptación y Compromiso: un giro radical
La ACT no busca eliminar el malestar, sino transformar nuestra relación con él. En lugar de evitar la angustia o intentar "resolverla" racionalmente, nos invita a abrirnos al dolor inevitable de vivir, al mismo tiempo que conectamos con lo que nos importa de verdad.
ACT se basa en seis procesos centrales que ayudan a lidiar con la angustia existencial:
- Defusión cognitiva: Aprender a tomar distancia de nuestros pensamientos sin creerlos automáticamente. Ejemplo: "Mi mente dice que nada tiene sentido, pero eso no significa que sea verdad."
- Aceptación: Abrirse a las emociones incómodas en lugar de luchar contra ellas. El miedo a la muerte no es el problema, sino cómo nos relacionamos con él.
- Contacto con el momento presente: Volver al aquí y ahora. Nuestra mente tiende a proyectarse al futuro (¿cuándo moriré?) o a rumiar el pasado. Estar presentes nos enraíza.
- El yo como contexto: Observarnos desde una perspectiva más amplia. No somos nuestros pensamientos ni emociones, somos el espacio donde ocurren.
- Valores: Reconectar con lo que da sentido. ¿Qué es importante para mí, aun sabiendo que moriré algún día?
- Acción comprometida: Actuar en dirección a nuestros valores, incluso con miedo o duda.
¿Cómo se trabaja en terapia?
Una intervención desde ACT frente a la angustia existencial comienza por normalizar la experiencia: no estás roto, estás vivo y consciente. Luego, se trabaja para identificar los patrones de evitación (rumiar, controlar, disociarse, anestesiarse con pantallas o sustancias) y se introducen ejercicios de apertura emocional y contacto con el presente.
Se guía a la persona a reconocer sus valores existenciales: amor, cuidado, libertad, conexión, arte, espiritualidad. Desde ahí, se exploran acciones concretas que permitan vivir esos valores aunque el miedo no desaparezca.
También se entrena la observación de los pensamientos angustiosos sin fusionarse con ellos. Por ejemplo, si aparece el pensamiento “voy a morir y eso es insoportable”, se trabaja para verlo como un producto mental, no como una verdad absoluta. Esto reduce su poder y permite actuar desde la libertad, no desde el pánico.
Vivir sabiendo que moriremos
La muerte es un hecho, pero también una brújula. Nos recuerda que el tiempo es limitado, que no podemos postergar indefinidamente lo que importa, que cada gesto puede ser una elección hacia la vida o hacia la desconexión.
ACT nos invita a construir una existencia más significativa y vital en lugar de tratar de vivir una vida sin angustia. La paradoja es que cuando dejamos de luchar contra el miedo, este pierde su dominio.
“No se trata de eliminar el miedo a morir, sino de aprender a vivir con él, tomándolo de la mano mientras caminamos hacia lo que amamos.”
Reflexión final
Si estás atravesando una crisis de sentido, una angustia que no se calma con explicaciones racionales, quizás no necesitas una respuesta, sino un camino. Y ese camino puede comenzar por mirar de frente lo que te asusta, abrirte al dolor y, desde ahí, volver a elegir la vida.
La Terapia de Aceptación y Compromiso no promete certezas, pero sí ofrece herramientas para construir una vida plena y valiosa, incluso con miedo, incluso con angustia. Porque como decía Viktor Frankl, “quien tiene un porqué puede soportar casi cualquier cómo.”