En otros artículos hemos puesto de relieve la importancia de la crianza en el desarrollo psicológico saludable.

El entorno familiar tiene un peso muy importante en la formación del ser humano en su conjunto.

Las dinámicas que se establecen desde la más tierna infancia con los padres pueden abocarnos a las más diversas realidades psicológicas.

 

La relación con la familia como factor condicionante de nuestra salud mental

Una familia sana y funcional, con independencia de su estructura o de las relaciones de consanguineidad de sus miembros, representa el caldo de cultivo perfecto para un crecimiento emocional saludable.

¿Qué podemos entender como una “familia funcional”? Podríamos definirla como aquella en la que se educa con cariño y amor, que se rige con respecto a unas normas, y en la que los padres actúan con responsabilidad proporcionando protección, cuidado y afecto.

Un sistema familiar con estas características, que cubre estas necesidades, actúa como un elemento de protección psicológica frente a diferentes trastornos. Además, este modelo de crianza será, con bastante probabilidad, el que se transmita a la siguiente generación con las mismas funciones preventivas.

Sin embargo, si esas necesidades emocionales no fueron cubiertas habrá más posibilidades de desarrollar diversas psicopatologías. Por otro lado, si no se disfruto de ese entorno emocional favorable será más complicado ofrecerlo a los hijos.

Como puso de manifiesto la psicóloga Anne-Marie Conn en sus estudios para el Centro Médico de la Universidad de Rochester, realizados en los últimos años, el daño psicológico originado por unas pautas de crianza desajustadas puede transmitirse de generación en generación.

Los estilos de apego y su relación con salud psicológica futura


Los estilos de apego son fuertes condicionantes del desarrollo psicológico futuro. Se denominan así a los modelos de atención que las personas reciben de sus padres o sus cuidadores durante la infancia.

Las personas que han crecido en entornos familiares con un estilo de apego seguro tienen más probabilidades de alcanzar mayores cotas de bienestar psicológico. Un estilo de apego seguro coincide con la definición que hemos hecho de “familia funcional”. Aquel modelo en el que se produce un equilibrio entre la dependencia de los padres y la autonomía para explorar su entorno. Cuando los signos distintivos de la relación paternofilial vienen definidos por la receptividad emocional, el amor y la confianza.

Sin embargo, aquellas familias en las que el estilo dominante ha sido el modelo de apego inseguro son más proclives a padecer diferentes psicopatologías, ya sean trastornos de tipo ansioso-depresivo, Trastorno Obsesivo-Compulsico (TOC), de conducta alimentaria, de personalidad, etc.

De hecho, la sobreprotección y la preocupación excesiva en el modelo de crianza pueden ser generadoras de una futura baja autoestima, de personalidades inseguras. Por otra parte, aquellos que crecieron en entornos que reprimían las emociones, tendrán menos control emocional y pueden intentar ser más racionales, a costa de somatizar su ansiedad y expresarla a través de síntomas físicos: alergias, migrañas, problemas intestinales, etc.

Son solo algunos ejemplos que dan una idea bastante clara de la influencia de la crianza en la salud mental adulta.

El difícil equilibrio entre la protección y la autonomía durante la crianza

Conseguir el equilibrio entre la responsabilidad como padres, el amor que se quiere transmitir, la protección y la formación de personas independientes no es una tarea fácil. Como avanzábamos, esa protección debe tener un contrapeso con el estímulo de la autonomía que contribuya a la formación de personas seguras en su experiencia con el mundo. Este es el factor clave para establecer un patrón de crianza saludable desde el punto de vista psicológico.

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